Soy Doctora en Ciencias Química, profesora de la Escuela
Técnica Superior de Ingenieros Industriales de Ciudad Real. Estoy especializada
en ciencia y tecnología de materiales, soy una de las pioneras y pocas expertas
en España en la tecnología de procesado de Moldeo por Inyección de Polvos (Powder Injection Moulding) y soy responsable de una de las plantas piloto mejor equipadas en esta tecnología en Europa. Mi grupo de investigación publica frecuentemente en revistas de alto impacto
científico, cuento con dos sexenios de investigación y entre algunas de mis
publicaciones más importantes está mi contribución de un capítulo completo al
primer Handbook en Metal Injection Moulding. Soy investigadora responsable de varios proyectos de investigación, la mayoría con empresas, lo que corrobora su carácter tecnológico y la carga de transferencia industrial que tienen y estos proyectos me
permiten dirigir en la actualidad una tesis doctoral y más de 6 proyectos fin de
carrera al año y contar con dinero para seguir investigando, mantener actualizado
mi laboratorio, pagar formación complementaria para mis estudiantes y para mí
misma y estar plenamente actualizados en cuanto a tecnología y ciencia se
refiere. Llevo 10 años impartiendo todas
las asignaturas relacionadas con materiales en la titulación de Ingeniero
Industrial y ahora en los Grados de Mecánica, Electricidad, Electrónica y Automática, además de diversos cursos especializados en diversas temáticas.
He vivido en tres países, realizado estancias en centros de prestigio en State
College (Penn State), en Seisberdorf (Austria) y Karlsruhe (Alemania). En mis
congresos científicos y viajes personales he visitado unos 20 países por lo que
creo que tengo un nivel cultural alto y un bagaje de experiencias personales
elevado y variado. Pertenezco a comisiones de cierta relevancia académica y
hasta al Comité de Empresa en representación de mi grupo laboral, los
Contratados Doctores, personal laboral permanente, plaza que puedo decir he
conseguido sin enchufes,conocidos, ni nada que se le parezca. Desde que
conseguí mi beca para hacer la tesis doctoral nunca me ha mantenido nadie. Ni
mis padres, ni mi familia, ni mi marido. Siempre me he pagado absolutamente
todo. En la actualidad mantengo dos casas y mi coche, me considero totalmente
involucrada en los cambios científico-tecnológicos de la sociedad en la que
vivo. Aclaro esto para que quede claro que nunca he vivido entre algodones, que
me he pagado gran parte de mi carrera universitaria consiguiendo matrículas de
honor (que eximen del pago del mismo número de créditos en la matricula
siguiente), dando muchas, muchísimas clases particulares y con el esfuerzo de
una familia trabajadora a la que le cuesta llegar a fin de mes detrás. Mi vida
no ha sido fácil ni cómoda. A día de hoy doy teta a mis dos hijas, consumo
comida ecológica, uso pañales de tela, colecho, porteo y hago juegos y actividades maravillosas
con mis niñas, a las que dedico todo el tiempo que puedo (sí, llevo todo el pack, hasta he parido en casa!). Ah! Y no las he bautizado, ni puesto
pendientes. Ni somos cristianos practicantes, ni monto bodorrios, ni las pongo
trapitos incomódos. Eso sí, hago unas magdalenas riquísimas y he aprendido a
coser unos pantalones comodísimos y superoriginales con las telas que mis
propias niñas eligen. ¿Por qué cuento esto? Porque el artículo de Adela Muñoz yMaria Lozano en el Huffington Post se sale del tiesto.
Artículos como este, escrito por “tituladas universitarias”
con una “gran carrera científica detrás” demuestran que no es que no sigan el
mismo camino que yo, que respeto profundamente que no lo hagan, allá cada cual,
es que para sentirse mejor con su elección necesitan crear enfrentamiento entre las madres,
decirles que están renunciando a sus vidas, infravalorar lo que hacen por sus
hijos, reírse de sus esfuerzos por disfrutar de sus hijos, porque ellas
posiblemente eligieron una vida diferente. Posiblemente son madres que para
llegar a la posición que tienen han tenido que renunciar a parte de su
maternidad, de sus propios instintos y necesitan justificar la vida que han
llevado y que ha resultado ser exitosa y productiva. Se han pasado media vida
luchando contra el machismo imperante, peleándose por conseguir una posición
profesional que seguramente merecían y hasta es posible que hayan tenido hijos
pero para compatibilizarlo seguramente hayan tenido que recurrir a renunciar a
sus bajas maternales, introducir biberón con cereales a los 4 meses para que
los bebés aguantasen sin mamá tantas horas, aparcar a sus hijos en guarderías
durante muchas horas al día, comprar los pañales desechables que más durasen
puestos y comprar la comida prefabricada más rápida del supermercado.
Seguramente tiene mucho mérito conseguir llegar donde han llegado y no critico
en absoluto que hayan tenido que recurrir a esos recursos para conseguirlo (sí, compro sopa envasada también y fingers de pollo, no veamos absolutismos donde no los hay).
Cada una hace lo que puede y llega donde puede. Pero lo siento, se han pasado. Se han pasado
tres pueblos. Porque aunque respeto sus elecciones, respeto su incapacidad para
ver más allá de su espectro adultocentrista, respeto que hayan hecho lo que han
podido (ni mejor ni peor, diferente), el enfoque de su artículo no es
respetuoso hacia las madres que hemos elegido otro camino. Intentan
desprestigiar a las madres que deciden quedarse en casa, haciendo ver que no
están ni informadas de lo que pasa en el mundo. Vendiendo la idea de madres
ignorantes que están en casa haciendo pastelitos y tratando de hacer ver que
entidades como la Liga de La Leche, que ha conseguido verdaderas mejoras en la
información sobre la lactancia, quede desprestigiada como una entidad puramente
religiosa.
Lo siento, conmigo dan en
piedra. Una de las principales premisas de la crianza con apego es el respeto. Y
esta premisa, sí deberían aplicársela porque además de irrespetuosas pecan de
mal informadas e ignorantes. No recogen en absoluto las posibilidades reales
que hay de compaginar la maternidad, con la profesionalidad, con el cambio real
de la sociedad. Sus opiniones son anticuadas, obsoletas y parciales. Y además
buscan enfrentar unas madres con otras lo que me parece un objetivo totalmente ruin
e improductivo.
¿Cuál es la pretensión de su artículo? ¿Que todas hagamos lo
mismo que ellas? ¿Consideran una elección superior su elección? ¿Qué la maternidad hace perder tu identidad? Pues mira,
puestos a comparar, considero que su elección es mediocre. Este artículo me
parece demagogia barata de mujeres mediocres que prefieren renunciar a sus
instintos más básicos y los de sus crías para justificar una vida “más cómoda”
en la que se obvien las necesidades de apego más básicas y vitales y en las que
necesitan justificar su vagueza y mediocridad por esforzarse en ofrecer lo que
desde su interior saben que es mejor y más sano para sus hijos y para el mundo
en el que viven. Porque la maternidad consciente además de profundamente
informada e implicada es tremendamente comprometida y cuando te quitas la venda
(impuesta por la sociedad) ya no puedes parar, ni volver atrás y ya nada es
como la publicidad, los políticos y la sociedad consumista te ha querido hacer
ver.
Te das cuenta que tus hijos te necesitan a ti y que no necesitan mil artilugios que les
distraigan, ni cunas carísimas, ni carros de mil euros, ni guarderías de 14
horas, ni que sean una madre escribiendo normas en una pared y regalando gomets
verdes. Te das cuenta de que el cambio de esta sociedad empieza ofreciéndoles
tu calor, tus abrazos, tu cariño, manteniéndoles cerca todo el tiempo posible y permitiendo que
crezcan en esta sociedad muy protegidos y viviendo el respeto y el cariño en su
hogar, de manera de que poco a poco hagamos niños que puedan cambiar este mundo
violento y hostil al que hemos llegado porque lo hayan vivido en sus carnes, porque hayan crecido rodeados de respeto y de madres (y padres) totalmente volcados y conscientes de sus necesidades. Y que mientras esto ocurre, tenemos que
hacer acrobacias por seguir desarrollándonos profesionalmente y ofreciendo cambios en esta sociedad en la medida de
nuestras posibilidades. Y que no puedo dar un modelo a seguir a mis hijas mejor,
que la madre que, aun con todos mis defectos, intento y lucho por ser cada día.
Porque mis hijas verán una madre que se equivoca, que mete la pata, que está muy
lejos de ser perfecta, pero que no se cansa de intentarlo, de pedir disculpas
si me equivoco, de leer, de informarme, de cambiar mi manera de manejar las
situaciones conflictivas, de mejorar cada día, de autocriticarme, de crecer, de
ver que cada día tengo algo que mejorar. Y que además lucha por una
conciliación más real, una conciliación profesional acorde a los deseos de las
mujeres que escogemos seguir trabajando. Y no busco enfrentar a ninguna madre,
ni valorar cual es mejor, ni hacer comparaciones odiosas ni críticas destructivas.
Lo que sí puedo asegurar es que no peleo ni lucho contra mis
instintos. Me dejo llevar por lo que me pide el cuerpo, por lo que mis hijas
veo que necesitan y les hace felices. Me peleo más por compatibilizar mis
instintos con esta sociedad que me ha tocado vivir que por ocultar lo que de
verdad siento que quiero hacer. Por eso, no tengo que compararme con esas
madres. No las siento mejores ni peores, no necesito criticarlas, porque cada
una hace lo que cree que debe hacer y está en un punto de desarrollo personal
distinto…y respetable.
Y todo lo que hago, los malabares, los equilibrios, las
horas sin dormir, los encajes perfectos entre mi marido y yo, lo hago porque
considero que es lo mejor para ellas, para mi familia (incluido mi marido, que
contribuye por supuesto, con el mismo nivel de implicación para que todo esto
sea posible) y por supuesto para mí, como persona, como mujer y como madre y no
consiento que nadie, nadie!, ponga en duda que mi capacidad de raciocinio está
ni mínimamente mermada, porque la considero más activa, más lúcida y más pura
que nunca. Y además, para más datos, siento que la maternidad es la principal responsable y por suerte, lejos de perder mi identidad, siento que ahora, soy yo. Más completa que nunca.
P.d. Me gustaría contar la historia de más mamás como yo, que se refleje la realidad que tantas estamos viviendo. Si quieres participar escríbeme: gemma.herranz@gmail.com. No prometo que sea pronto....pero me gustaría darle visibilidad.
P.d. Me gustaría contar la historia de más mamás como yo, que se refleje la realidad que tantas estamos viviendo. Si quieres participar escríbeme: gemma.herranz@gmail.com. No prometo que sea pronto....pero me gustaría darle visibilidad.