sábado, 23 de agosto de 2014

Sin perder mi identidad

Soy Doctora en Ciencias Química, profesora de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de Ciudad Real. Estoy especializada en ciencia y tecnología de materiales, soy una de las pioneras y pocas expertas en España en la tecnología de procesado de Moldeo por Inyección de Polvos (Powder  Injection Moulding) y soy responsable de una de las plantas piloto mejor equipadas en esta tecnología en Europa. Mi grupo de investigación publica frecuentemente en revistas de alto impacto científico, cuento con dos sexenios de investigación y entre algunas de mis publicaciones más importantes está mi contribución de un capítulo completo al primer Handbook en Metal Injection Moulding. Soy investigadora responsable de varios proyectos de investigación, la mayoría con empresas, lo que corrobora su carácter tecnológico y la carga de transferencia industrial que tienen y estos proyectos me permiten dirigir en la actualidad una tesis doctoral y más de 6 proyectos fin de carrera al año y contar con dinero para seguir investigando, mantener actualizado mi laboratorio, pagar formación complementaria para mis estudiantes y para mí misma y estar plenamente actualizados en cuanto a tecnología y ciencia se refiere.  Llevo 10 años impartiendo todas las asignaturas relacionadas con materiales en la titulación de Ingeniero Industrial y ahora en los Grados de Mecánica, Electricidad, Electrónica y Automática, además de diversos cursos especializados en diversas temáticas. He vivido en tres países, realizado estancias en centros de prestigio en State College (Penn State), en Seisberdorf (Austria) y Karlsruhe (Alemania). En mis congresos científicos y viajes personales he visitado unos 20 países por lo que creo que tengo un nivel cultural alto y un bagaje de experiencias personales elevado y variado. Pertenezco a comisiones de cierta relevancia académica y hasta al Comité de Empresa en representación de mi grupo laboral, los Contratados Doctores, personal laboral permanente, plaza que puedo decir he conseguido sin enchufes,conocidos, ni nada que se le parezca. Desde que conseguí mi beca para hacer la tesis doctoral nunca me ha mantenido nadie. Ni mis padres, ni mi familia, ni mi marido. Siempre me he pagado absolutamente todo. En la actualidad mantengo dos casas y mi coche, me considero totalmente involucrada en los cambios científico-tecnológicos de la sociedad en la que vivo. Aclaro esto para que quede claro que nunca he vivido entre algodones, que me he pagado gran parte de mi carrera universitaria consiguiendo matrículas de honor (que eximen del pago del mismo número de créditos en la matricula siguiente), dando muchas, muchísimas clases particulares y con el esfuerzo de una familia trabajadora a la que le cuesta llegar a fin de mes detrás. Mi vida no ha sido fácil ni cómoda. A día de hoy doy teta a mis dos hijas, consumo comida ecológica, uso pañales de tela, colecho, porteo y hago juegos y actividades maravillosas con mis niñas, a las que dedico todo el tiempo que puedo (sí, llevo todo el pack, hasta he parido en casa!).  Ah! Y no las he bautizado, ni puesto pendientes. Ni somos cristianos practicantes, ni monto bodorrios, ni las pongo trapitos incomódos. Eso sí, hago unas magdalenas riquísimas y he aprendido a coser unos pantalones comodísimos y superoriginales con las telas que mis propias niñas eligen. ¿Por qué cuento esto? Porque el artículo de Adela Muñoz yMaria Lozano en el Huffington Post se sale del tiesto.  

Artículos como este, escrito por “tituladas universitarias” con una “gran carrera científica detrás” demuestran que no es que no sigan el mismo camino que yo, que respeto profundamente que no lo hagan, allá cada cual, es que para sentirse mejor con su elección necesitan crear enfrentamiento entre las madres, decirles que están renunciando a sus vidas, infravalorar lo que hacen por sus hijos, reírse de sus esfuerzos por disfrutar de sus hijos, porque ellas posiblemente eligieron una vida diferente. Posiblemente son madres que para llegar a la posición que tienen han tenido que renunciar a parte de su maternidad, de sus propios instintos y necesitan justificar la vida que han llevado y que ha resultado ser exitosa y productiva. Se han pasado media vida luchando contra el machismo imperante, peleándose por conseguir una posición profesional que seguramente merecían y hasta es posible que hayan tenido hijos pero para compatibilizarlo seguramente hayan tenido que recurrir a renunciar a sus bajas maternales, introducir biberón con cereales a los 4 meses para que los bebés aguantasen sin mamá tantas horas, aparcar a sus hijos en guarderías durante muchas horas al día, comprar los pañales desechables que más durasen puestos y comprar la comida prefabricada más rápida del supermercado. Seguramente tiene mucho mérito conseguir llegar donde han llegado y no critico en absoluto que hayan tenido que recurrir a esos recursos para conseguirlo (sí, compro sopa envasada también y fingers de pollo, no veamos absolutismos donde no los hay). Cada una hace lo que puede y llega donde puede.  Pero lo siento, se han pasado. Se han pasado tres pueblos. Porque aunque respeto sus elecciones, respeto su incapacidad para ver más allá de su espectro adultocentrista, respeto que hayan hecho lo que han podido (ni mejor ni peor, diferente), el enfoque de su artículo no es respetuoso hacia las madres que hemos elegido otro camino. Intentan desprestigiar a las madres que deciden quedarse en casa, haciendo ver que no están ni informadas de lo que pasa en el mundo. Vendiendo la idea de madres ignorantes que están en casa haciendo pastelitos y tratando de hacer ver que entidades como la Liga de La Leche, que ha conseguido verdaderas mejoras en la información sobre la lactancia, quede desprestigiada como una entidad puramente religiosa. 

Lo siento, conmigo dan en piedra. Una de las principales premisas de la crianza con apego es el respeto. Y esta premisa, sí deberían aplicársela porque además de irrespetuosas pecan de mal informadas e ignorantes. No recogen en absoluto las posibilidades reales que hay de compaginar la maternidad, con la profesionalidad, con el cambio real de la sociedad. Sus opiniones son anticuadas, obsoletas y parciales. Y además buscan enfrentar unas madres con otras lo que me parece un objetivo totalmente ruin e improductivo.

¿Cuál es la pretensión de su artículo? ¿Que todas hagamos lo mismo que ellas? ¿Consideran una elección superior su elección? ¿Qué la maternidad hace perder tu identidad? Pues mira, puestos a comparar, considero que su elección es mediocre. Este artículo me parece demagogia barata de mujeres mediocres que prefieren renunciar a sus instintos más básicos y los de sus crías para justificar una vida “más cómoda” en la que se obvien las necesidades de apego más básicas y vitales y en las que necesitan justificar su vagueza y mediocridad por esforzarse en ofrecer lo que desde su interior saben que es mejor y más sano para sus hijos y para el mundo en el que viven. Porque la maternidad consciente además de profundamente informada e implicada es tremendamente comprometida y cuando te quitas la venda (impuesta por la sociedad) ya no puedes parar, ni volver atrás y ya nada es como la publicidad, los políticos y la sociedad consumista te ha querido hacer ver.

Te das cuenta que tus hijos te necesitan a ti y que no necesitan mil artilugios que les distraigan, ni cunas carísimas, ni carros de mil euros, ni guarderías de 14 horas, ni que sean una madre escribiendo normas en una pared y regalando gomets verdes. Te das cuenta de que el cambio de esta sociedad empieza ofreciéndoles tu calor, tus abrazos, tu cariño, manteniéndoles cerca todo el tiempo posible y permitiendo que crezcan en esta sociedad muy protegidos y viviendo el respeto y el cariño en su hogar, de manera de que poco a poco hagamos niños que puedan cambiar este mundo violento y hostil al que hemos llegado porque lo hayan vivido en sus carnes, porque hayan crecido rodeados de respeto y de madres (y padres) totalmente volcados y conscientes de sus necesidades. Y que mientras esto ocurre, tenemos que hacer acrobacias por seguir desarrollándonos profesionalmente y ofreciendo cambios en esta sociedad en la medida de nuestras posibilidades. Y que no puedo dar un modelo a seguir a mis hijas mejor, que la madre que, aun con todos mis defectos, intento y lucho por ser cada día. Porque mis hijas verán una madre que se equivoca, que mete la pata, que está muy lejos de ser perfecta, pero que no se cansa de intentarlo, de pedir disculpas si me equivoco, de leer, de informarme, de cambiar mi manera de manejar las situaciones conflictivas, de mejorar cada día, de autocriticarme, de crecer, de ver que cada día tengo algo que mejorar. Y que además lucha por una conciliación más real, una conciliación profesional acorde a los deseos de las mujeres que escogemos seguir trabajando. Y no busco enfrentar a ninguna madre, ni valorar cual es mejor, ni hacer comparaciones odiosas ni críticas destructivas.

Lo que sí puedo asegurar es que no peleo ni lucho contra mis instintos. Me dejo llevar por lo que me pide el cuerpo, por lo que mis hijas veo que necesitan y les hace felices. Me peleo más por compatibilizar mis instintos con esta sociedad que me ha tocado vivir que por ocultar lo que de verdad siento que quiero hacer. Por eso, no tengo que compararme con esas madres. No las siento mejores ni peores, no necesito criticarlas, porque cada una hace lo que cree que debe hacer y está en un punto de desarrollo personal distinto…y respetable.




Y todo lo que hago, los malabares, los equilibrios, las horas sin dormir, los encajes perfectos entre mi marido y yo, lo hago porque considero que es lo mejor para ellas, para mi familia (incluido mi marido, que contribuye por supuesto, con el mismo nivel de implicación para que todo esto sea posible) y por supuesto para mí, como persona, como mujer y como madre y no consiento que nadie, nadie!, ponga en duda que mi capacidad de raciocinio está ni mínimamente mermada, porque la considero más activa, más lúcida y más pura que nunca. Y además, para más datos, siento que la maternidad es la principal responsable y por suerte, lejos de perder mi identidad, siento que ahora, soy yo. Más completa que nunca. 



P.d. Me gustaría contar la historia de más mamás como yo, que se refleje la realidad que tantas estamos viviendo. Si quieres participar escríbeme: gemma.herranz@gmail.com. No prometo que sea pronto....pero me gustaría darle visibilidad.